Príncipes de Orléans: «Estamos felices por tener otro hijo»
Sonríen y no es para menos. Han pasado el verano en el sur de Francia –ahí fueron tomadas las instantáneas que ilustran este reportaje– y rebosan felicidad. El motivo: el próximo mes de enero serán padres de nuevo. Y así, durante la dulce espera, siguen llenando de atenciones a Gaston, un simpático bebé, de casi dos años, que es el rey de una casa en la que títulos y sangre azul no faltan.
Ellos se casaron en la catedral de Notre Dame de Senlis, rincón emblemático para la familia real francesa. «Ese lugar está unido a la familia, que es una de las realezas más antiguas, pero lo elegimos sobretodo porque la gente estaba muy contenta con que celebrásemos la boda allí», cuenta sobre aquel día la princesa, nacida como Filomena de Tornos y Steinhart y de origen español.
Es nieta de Juan de Tornos, ayudante del conde de Barcelona durante los años del exilio de la familia en Estoril (Portugal). Su parentesco con la familia Ybarra, sus raíces austríacas y los cuatro idiomas que habla, coronan el perfil de la duquesa de Vendôme. Desde su enlace matrimonial con el príncipe Jean han pasado más de dos años y ella lo recuerda con cariño:«Fue un día maravilloso. Aunque durante un tiempo solo me acordaba del estrés que había sido prepararlo todo, ahora me encanta ver las fotos y darme cuenta de que todo el que vino quedó muy contento».
La boda civil
Un mes y medio antes de la boda religiosa tuvo lugar la ceremonia civil, a la que asistió incluso Rachida Dati, entonces ministra de Justicia. «Nos casamos en el ayuntamiento del barrio de París en el que vivíamos en ese momento. Mi marido es el duque de Vendôme y, teniendo sus oficinas en la plaza Vendôme, a Dati el hecho de asistir le parecía lo más normal. Y es que, aunque Francia es una república desde hace muchos años, eso no significa que la familia real no tenga su sitio o el respeto de la república» asegura Filomena de Orléans. Ella y su marido son parte activa en la vida pública francesa y tienen siempre muy presente su condición de integrantes de la familia real. La duquesa cuenta que en Francia «el hecho de ser princesa y estar casada con el príncipe es algo especial. Además, me da la oportunidad de conocer a gente muy divertida y diferente. Hay muchas personas interesantes en los círculos de mi marido y es un gran honor conocerlas».
Precisamente, su marido, delfín de Francia y duque de Vendôme, es un hombre consciente de su posición, pero que ha sabido adaptarse a la modernidad. Tanto, que sorprende saber que está tan concienciado con temas como la ecología que, durante su etapa en París, era frecuente verle en bicicleta.
«Cuando vivía en París iba en bici a trabajar muchas veces. Es buenísimo para evitar los atascos y la polución. También me venía muy bien para hacer ejercicio» y añade que le resultaba divertido: «A veces me reconocían en los semáforos. Me gustaba, porque me permitía tener contacto con la gente y ver qué es lo que sucede en la calle a diario». Cuesta imaginar a sus ancestros sobre una bicicleta, pero el príncipe objeta con sagacidad y una buena dosis de humor: «Ellos montaban a caballo».
Pero los siglos han pasado y ahora vive acorde a la época que le ha tocado. Dicen quienes han tenido trato con él que es un hombre regio, pero de costumbres simples. Y él lo ratifica: «Aunque nosotros llevamos un estilo de vida muy sencillo, tenemos muchas cosas que hacer que están ligadas a nuestro apellido y a la tradición».
Pero ahora son ellos los que han creado su propia familia, que se ampliará dentro de unos meses, según nos cuentan en exclusiva. La princesa se muestra encantada con su embarazo: «Va todo muy bien. Estoy muy feliz».
Fuente: www.hoymujer.com
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