La duquesa planta cara a su hijo Jacobo y a su nuera
Cayetana de Alba, a sus 85 años, no se muerde la lengua. Dice lo que piensa y a veces su claridad abre nuevos frentes de batalla en la familia. Ha sido la propia duquesa quien ha desvelado que la felicidad que vive en vísperas de su boda, fijada para el 5 de octubre en Sevilla, solo la empañan los problemas con su hijo Jacobo Fitz-James Stuart y con su esposa, Inka Martí, a quien califica de «mentirosa, mala y envidiosa».
La duquesa abordó el asunto sin que nadie le preguntara por él. Sucedió en Telecinco, cadena a la que llamó para aclarar una información que no tenía nada que ver con la herencia familiar. Cayetana de Alba aprovechó la ocasión para soltar la bomba.
En círculos próximos a la familia se sabía del malestar de Jacobo con el reparto de la herencia realizado por su madre a principios de agosto. En él le correspondió algo tan difuso como «varias fincas rústicas». En su lote, su madre no le dejó ninguna casa familiar, como sí lo hizo con sus hermanos.
Carlos Fitz-James Stuart, el primogénito, recibirá los palacios de Liria y Monterrey. Alfonso, la finca del antiguo castillo de El Tejado (del siglo XIV), que ha sido rehabilitado, en Calzada de Don Diego (Salamanca). Fernando, la mansión de Las Cañas, en Marbella. Cayetano, el palacio de Arbaizenea, en San Sebastián, y el cortijo Las Arroyuelas, que obtuvo al casarse con Genoveva Casanova. Y Eugenia, la casa de Ibiza Sa Aufabaguera y La Pizana, una finca de 600 hectáreas en Gerena (Sevilla), que le regaló la duquesa cuando se casó con el torero Francisco Rivera Ordóñez.
Según fuentes familiares, Jacobo esperaba que la casa de Ibiza fuera para él. Se la pidió a su madre, quien decidió dejársela a su única hija. El argumento de la duquesa es que en su día ayudó a Jacobo a montar la editorial Siruela y a comprarse la casa del Ampurdán en la que vive. Sin embargo, Jacobo ha dejado claro este verano: «Ni un duro, ni un duro me dieron. Yo salí adelante solo, con préstamos y trabajo».
El enfado de Jacobo ha tensado las relaciones entre hermanos. Eugenia está en medio de las rencillas familiares, ya que ella ha sido quien ha recibido la casa de Ibiza. Se da la circunstancia de que Jacobo siempre ha estado muy unido tanto a Cayetano como a Eugenia, aunque las relaciones se han ido enfriando algo con los años y con la distancia, ya que el editor frecuenta poco la familia y prefiere refugiarse en el Ampurdán.
«Estoy muy feliz con Alfonso y con mis hijos… [El problema es] solo con Jacobo y con su mujer, que es mala y muy envidiosa», fue la declaración de Cayetana de Alba que desveló el conflicto familiar.
En declaraciones a ¡Hola!, la duquesa explicó que nadie le pidió que repartiera sus bienes antes de casarse. Pero a nadie se le escapa que este paso ha hecho que las puertas de la Casa de Alba se abran para Alfonso Díez. Carlos, el primogénito, será el padrino de la boda. Todos los hijos de la duquesa han confirmado su presencia. Todos menos Jacobo, que de momento calla.
Fuente: www.elpais.es
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