El contrato prematrimonial de Charlene Wittstock y Alberto II de Mónaco
La boda de Charlene Wittstock y Alberto II de Mónaco, además de un enorme despliegue de glamour, viene envuelta en una serie de polémicas que no han pasado desapercibida a los medios. Si hace unas semanas diferentes periódicos franceses hablaban de una posible intención de la nueva princesa de cancelar su boda, ahora salen a la luz los términos del contrato prematrimonial entre los recién casados.
La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa? A casi todos ha sorprendido la falta de expresividad, la aparente apatía e, incluso, la tristeza en el rostro de Charlene Wittstock en el que se supone que debería ser el día más feliz de su vida, el de su boda.
La explicación podría no sólo estar en que pocos días antes el enlace se descubrió que Alberto podría tener otro hijo extramatrimonial, que suma tres con los dos que ya ha reconocido el máximo mandatario del Principado. Sino que éste podría haber sido engendrado cuando él y Charlene ya era pareja.
A esto se le suma el hecho de que Charlene Wittstock ha sido obligada a firmar un contrato prematrimonial con cláusulas que le hacen estar casada con el Príncipe al menos durante cinco años, sin derecho a pedir la separación o el divorcio hasta que no se cumpla un lustro de la unión y que, además, está obligada a darle un heredero al trono a Alberto durante el tiempo que dure su unión.
Dicen que ella no estaba de acuerdo en firmarlo, y que por eso quiso cancelar el enlace y vovler con billete sólo de ida a su Sudáfrica natal. ¿Crees que Charlene hubiera tenido motivo para hacerlo?
Fuente:www.hoymujer.com
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